Llega la Navidad y con ella la tradición de compartir la suerte con la Lotería de Navidad. Esta tradición se remonta a la guerra de la independencia. El primer sorteo se realizó en Cádiz el 18 de diciembre de 1812. Desde entonces se ha venido celebrando sin interrupción. Es bonito ver como repartimos con los seres queridos un boleto o una participación con la esperanza de que la diosa fortuna nos dé una alegría. Nos gusta compartir la ilusión.
Otro aspecto que compartimos es el valor de la familia, como elemento de cohesión social, que no desampara a ninguno de sus miembros, núcleo a través del cual se transmite nuestra cultura y tradiciones.
También compartimos una forma especial de ver el mundo. Los hispanos sabemos que no hay razas ni pueblos superiores. Todos somos iguales y que la única manera de avanzar es con esfuerzo y con trabajo. Esto nos viene de nuestra cultura católica, en la que todos somos “pecadores”, pero tenemos la oportunidad de enmendar nuestros errores y volver a la senda del “bien”. Esto nos diferencia de Israelitas o Ismaelitas que consideran pueblos elegidos por Dios y por tanto superiores a los demás. También nos diferencia de los protestantes, cuyo precepto de la predestinación, disocia el comportamiento de la salvación. Es decir, te salva tu fe y no tus buenas acciones. Esta visión protestante, que predomina hoy en día en “occidente”, es la que está configurando el mundo actual, donde las guerras injustas se justifican por intereses económicos y geoestratégicos.
Los hispanos somos capaces de las mayores proezas siempre que tengamos un objetivo común que nos ilusione. Si fuéramos capaces de entender que lo que nos une es mucho más que lo que nos separa, construiríamos un espacio de convivencia de cientos de millones de personas, lo que sin duda contribuirá en hacer un mundo mejor, más justo, próspero y solidario. Aquí reside nuestra verdadera riqueza, con un premio mucho mayor que el de cualquier lotería.
David López Gómez
9 de diciembre de 2023
Quisiera destacar el último párrafo (sin ánimo de menospreciar el resto de la entrada). Está claro que el "divide y vencerás" es eficaz en todos los ámbitos, pero en es especialmente efectivo contra los hispanos. Todas las potencias del mundo siempre se han ocupado en mantenernos enfrentados entre nosotros, así han conseguido tenernos calladitos y sin armar mucho ruido. Es una lástima que ha día de hoy, sigamos enfrentándonos por cualquier cosa, cuando, si fuéramos capaces de andar de la mano seguro que seríamos capaces de grandes hazañas.